Por Yannick Lecroart, técnico informático de Synox.
Las nuevas normas del Internet de los objetos
En 2020 habrá más de 50.000 millones de objetos conectados, según los analistas, y este auge previsto no puede sino despertar el interés de los especialistas del sector. Para conectar esta multitud de dispositivos, compiten diferentes tecnologías de infraestructura, siendo las principales Sigfox, LoRA, Narrowband-IoT y LTE-M.
¿Quién ganará esta batalla tecnológica? Esto dependerá de varios factores, como el modelo de negocio y las características técnicas de cada solución, pero ese es otro debate que no abordaremos en este artículo.
La desaparición de las redes GPRS
Para entender la llegada de las tecnologías NB-IoT y LTE-M, es importante echar la vista atrás en la historia. Las redes LoRA y Sigfox han llegado para compensar la lenta pero programada desaparición de las redes GPRS, ya que los distintos operadores se han embarcado en una frenética carrera por desplegarantenas 3G y 4G.
Gracias a su alto índice de penetración en las paredes, la tecnología GPRS pudo llevar la cobertura a zonas rurales y remotas. Pero a medida que los usos y las necesidades han ido evolucionando, los operadores no han tenido más remedio que seguir la tendencia desplegando nuevas redes dimensionadas para adaptarse a esta transición en la que los teléfonos inteligentes y las tabletas han sustituido en parte a los ordenadores de sobremesa en nuestra vida cotidiana.
La llegada de la red de baja velocidad
Fue entonces cuando la empresa Sigfox, con sede en Toulouse, aprovechó su oportunidad desarrollando su propia red de baja velocidad en el ámbito del Internet de las Cosas. Con sólo 1.500 antenas, todo el territorio quedó cubierto por esta nueva tecnología, lo que fue todo un logro.
Sin embargo, la elección de la tecnología Sigfox requiere el uso detransmisores y receptores certificados por Sigfox y, al tratarse de una tecnología propietaria, no existe la noción de itinerancia entre operadores.
Para no quedarse atrás frente a los nuevos actores en la carrera por las redes de baja velocidad, los operadores no han tenido más remedio que reaccionar. A continuación se les presentaron dos opciones.
Opta por la solución LoRa abierta y sin licencia, pero con la limitación de tener que desplegar nuevas antenas en el territorio o encontrar la forma de poder reutilizar la infraestructura actual para nuevos usos, lo que se había hecho con 3G U900 (900 para la banda de frecuencias de 900 MHz), que consistía en proporcionar a los abonados red 3G a través de las antenas 2G existentes. Esto ha permitido optimizar los costes limitando las inversiones y prestando nuevos servicios, sobre todo en el campo.
Por consiguiente, LTE-M y NB-IoT cumplen este criterio y ofrecen una ampliación de las normas LTE/4G para satisfacer las necesidades de IoT, que se ve limitada por el bajo consumo de energía (energía de la batería) y el bajo rendimiento a través de los equipos existentes. ¿Cuál es la diferencia entre estas dos tecnologías? ¿Por qué algunos operadores optan por LTE-M y otros por NB-IoT?
Particularidades de LTE-M y NB-IoT
NarrowBand-IoT
La NarrowBand-IoT que apoyan gigantes de las telecomunicaciones como Huawei, Qualcomm, Vodafone y T-Mobile utiliza la banda de frecuencia de 200 KhZ que antes se usaba para GSM.
Esta tecnología es más adecuada para grandes flotas de dispositivos fijos y un uso de datos de bajo volumen porque la velocidad de transferencia de información es menor en NB-IoT que en LTE-M. La latencia de la comunicación no es un problema en este caso.
Los casos de uso son la telemetría para contadores de agua o electricidad conectados o la agricultura inteligente, por ejemplo.
Esta solución puede incluso alargar la vida de las baterías hasta 10 años.
En la práctica, NarrowBand-IoT debería ofrecer una clara ventaja de costes sobre las tecnologías competidoras gracias a un amplio ecosistema de proveedores, pero esto solo es cierto a escala masiva y NB-IoT aún no está muy extendida. Volvemos al problema del huevo y la gallina…
LTE-M
Elegido por nueve de los mayores operadores del mundo, como AT&T, Verizon y Orange, por citar solo algunos, LTE-M está ganando impulso y empieza a superar gradualmente a NB-IoT a medida que cada vez más operadores le dan preferencia.
Esta tecnología tiene la ventaja de coexistir con las redes existentes y no requiere la compra de nuevos módems compatibles, como ocurre con NB-IoT.
A diferencia de NB-IoT, LTE-M ofrece una velocidad de transferencia de datos más rápida (384 kb/s frente a 100 kb/s), un criterio importante cuando se trata de cargar vídeo, especialmente en el mundo de la videovigilancia.
Pero lo que diferencia a LTE-M es que, a diferencia de NB-IoT, ofrece voz a través de la red y, sobre todo, gestiona la movilidad de los objetos. Los aparatos no tienen por qué estar fijos. Tienen capacidad para desplazarse, algo esencial para los vehículos conectados o las aplicaciones para trabajadores aislados.
En conclusión
La elección de optar por una u otra de estas tecnologías dependerá directamente de los operadores y de los servicios que piensen ofrecer a las empresas o ciudades conectadas, teniendo en cuenta sus usos y necesidades.
También significa que NB-IoT y LTE-M coexistirán, ya que cada una ofrece una serie de ventajas que se ajustan a los modelos de negocio elegidos por los clientes.
Algunos operadores, como KPN, han optado por desarrollar ambas soluciones en paralelo.
Tenga en cuenta que 2017 marca el punto de partida y la aceleración de los despliegues de redes NB-IoT y LTE-M en todo el mundo.